Reproches de mi alegría

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Muy de mañana sentí la llamada de mi alegría. Le di, una calurosa bienvenida, pero me sorprendió lo hosco de su saludo; un saludo frío que parecía de enojo, nada habitual en ella, por lo que me atreví a preguntarle por las causas de su aparente enfado. Armado de valor aunque un tanto sonrojado, dada la dignidad del personaje, acabé espetándole un ¿dime que te pasa? Me replicó diciéndome estar harta de los muchos obstáculos que tenía que sortear para cobijarse en mi pecho, dejándome de piedra. Me obligó a auto examinarme y en profunda reflexión me encontré con algunas razones: la penuria de mucha gente; gente desahuciada, engañada, arrinconada, vilipendiada, vagabunda forzosa, desesperanzada, humillada, frustrada, injustamente tratada, desesperada, abandonada de la justicia……….., en definitiva, gente desgraciada, a la que se le están cerrando todos los caminos. Ahí tienes parte de la respuesta, mi querida alegría. Yo no tengo la culpa de haber nacido sensible a toda penuria humana, porque siempre creí en la virtud del trabajo, la honradez y la justicia social, ahora tan ausentes. De nada me vale la racionalidad que siempre he cultivado, porque todo me parece tan absurdo que hasta he llegado a sospechar de la veracidad de mis principios, al darme cuenta de la falta de sintonía con tanto ilustre que rige mis destinos. Como soy un terco consumado, voy a obviar sospechas por si acaso tengo razón.

Pero “vuelta la burra al trigo”, por parte de mi amiga la alegría que, de terca tiene lo suyo, siguio replicándome sin ningún miramiento: ¿Por qué no refrescas tu turbada memoria con miles de maravillosos recuerdos? Recuerdos de agradecimiento a Ely, por su cariño, por estar siempre a tu lado, por brindarte tus caprichosos guisos, por auxiliarte sin recelo en los momentos bajos de tu salud precaria, y su gran devoción hacia ti. También de tu maravillosa Ana, siempre pendiente de lo que te pasa, poniendo a tu disposición toda su ciencia las veinticuatro horas del día, y de aquel maravilloso abuelo Germán que te embelesaba con sus historias vividas en Argentina y California y que te infundió con, sus sabios consejos y buen ejemplo, las bases ético-prácticas que tanto te ayudarían en tu caminar por la vida. También de los hermosos momentos pasados al lado de aquellos tuyos que ya no están y otros que felizmente aun los tienes a tu lado. También de tus amigos, algunos adorables, que cada día te tienden la mano y te fortalecen con su cariño……………. . ¡Calla ya, tuve que decirle! porque me estas volviendo más tarumba que Manolo, con su estruendoso bombo. Al fin me puse a reflexionar y sigo haciéndolo, por si acaso tiene razón. Un fuerte abrazo y FELIZ 2013.

Post realizado por nuestro querido Tío José Gómez (artecarracedo)

6 respuestas a “Reproches de mi alegría

  1. Montse enero 9, 2013 / 12:06 pm

    Me gusta mucho la idea de llevar a la alegría como compañero de viaje, es cierto que a veces cuesta un poco con todo lo malo que nos rodea, pero seguro que será más llevadero si nos impulsan los pensamientos positivos, me apunto a esa táctica!
    Feliz 2013 a todos.

  2. sandomingo enero 9, 2013 / 2:15 pm

    Menuda foto para ilustrar. ¿Es vuestra? Eso es lo que se llama un fotón. Enhorabuena.

    • artecarracedo enero 9, 2013 / 2:50 pm

      Totalmente de acuerdo contigo un fotón, pero lamentablemente no lo es. He buscado una foto que concordase con lo que se comenta un simil entre la alegria y el arcoiris.

  3. Javivi enero 9, 2013 / 9:27 pm

    «La felicidad es como una mariposa. Cuanto más la persigues, más huye. Pero si vuelves la atención hacia otras cosas, ella viene y suavemente se posa en tu hombro. La felicidad no es una posada en el camino, sino una forma de caminar por la vida.»

  4. Ana enero 9, 2013 / 11:44 pm

    La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.

    Benjamin Franklin

    Felicidades papá…todo un placer releerlo

  5. Javivi enero 10, 2013 / 9:17 pm

    …….» La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días «…..efectivamente, el estado de felicidad permanente no existe; solo esos pequeños » chispazos » que de vez en cuando nos ofrece la vida. Solo se trata de reconocerlos y vivirlos lo más intensamente que cada uno pueda.

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