Es una constante de los seres humanos la condición de tribu, también frecuente en el reino animal de algunas especies. Tal condición nos aconseja que seamos fieles a la tolerancia y al respeto para con nuestros semejantes.
De no ser así se desemboca en dos graves dificultades para lograr la armonizada y rica convivencia: cuando por comodidad y falsa complacencia aceptamos postulados con los que no estamos plenamente de acuerdo, estamos hurtando espacio a la riqueza de nuestros planteamientos, empobreciendo y deformando las conclusiones en detrimento de la verdad y, hasta de la posibilidad evolutiva.
Cuando, por lo contrario rompemos el diálogo porque no somos capaces de aceptar planteamientos ajenos; además de empobrecer sustancialmente los contenidos, damos pie a la disputa, a la hostilidad y a la atmósfera agria, tan perjudiciales para la armonización de la mencionada tribu.
Como conclusión puede afirmarse que, tanto la cómoda complacencia como el destructivo enfrentamiento deben ser evitados, en favor de la veracidad de los contenidos y al necesario comportamiento cívico, que tanto se echa en falta en los actuales tiempos. Utilicemos la racionalidad en favor de la construcción de puentes favorecedores del entendimiento, en lugar de crear barreras que tanto daño causan a la vertebración moral y social, desafortunadamente, muy deteriorada en nuestros días.
Jgg. 04/13
Post realizado por nuestro querido Tío José Gómez (artecarracedo)
Qué verdad más grande tan difícil de conseguir en nuestra imperfección…