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Parece ya no estar al último grito el caviar, el foie, la trufa, el marisco, y nuestros suculentos platos de pescados y carnes. La sofisticación ha alcanzado tal nivel que hoy podemos encontrar el oro, el nitrógeno líquido, las flores…………, como ingredientes habituales de la alta cocina adornada con las más extrañas y esperpénticas combinaciones.
Raramente se menciona, aquella cocina tradicional de nuestros abuelos, traducida en el gazpacho andaluz, las migas. La escudella catalana, el marmitako vasco, la fabada asturiana…………, el caldo gallego; para el que me voy a permitir una mención especial: un puñado de fabas rojas, un trozo de tocino curado, unas patatas en trozos menudos, verdura de temporada (berza verde o grelos, normalmente), y el UNTO.
El unto es el mantillo graso que protege y aísla el bloque abdominal del cerdo.Tras salarlo débilmente y ahumarlo, se conserva para ser utilizado durante todo el año. Es un condimento esencial que, tras ser amasado en harina de maíz, le confiere al caldo un color lechoso y un agradable sabor característico.
Tan generalizado esta su consumo en Galicia que puede afirmarse que se halla presente en la inmensa mayoría de los hogares. Es adictivo; figura en la menú de algunos restaurantes y yo siempre que puedo me tomo no una taza, sino dos, para la sonrisita del camarero de turno.
Aquí os dejo amigos el contraste entre las barbaridades caprichosas de nuestra evolución culinaria, la cocina pobre de nuestros abuelos y el desgarrador problema del hambre en el mundo.
Buenas tardes amigos. Jgg. 11/ 2013.
Acabo con una coplilla
Oh! santo pote do caldo
Dos galegos compañeiro,
Que tés nise teu bandullo
Un tesouro verdadeiro
As fabas píbedas de ouro,
Esmeraldas as berciñas
Graza ó unto io touciño
E perlas as pataquiñas;
Xeitosamente arranxado
Polas nosas mullerciñas.
Moi boas, teñades.
Post realizado por nuestro querido Tío José Gómez (artecarracedo)