La ciudad de Agra se encuentra en la parte septentrional de la India, a unos 200 km de Delhi, la capital del país y más concretamente en el estado indio de Uttar Pradesh. Esta “pequeña” ciudad es famosa porque alberga una de las maravillas actuales del mundo, el mausoleo del Taj Mahal.
La forma más sencilla y barata de llegar a Agra es el trén, que tarda unas dos o tres horas en recorrer la distancia que la separan de ciudades como Delhi o Jaipur. En mi caso, llegué a Agra desde la ciudad rajasthani de Jaisalmer, donde compré un billete nocturno en tercera clase a un precio irrisorio que me permitió llegar a primera hora de la mañana a Agra. A pesar de que me imaginaba que nada más llegar a la ciudad iba a avistar el majestuoso edificio, la primera impresión no tuvo nada que ver…, las vías de tren en la India se usan como a modo de retrete público y a esas hora de la mañana, media ciudad estaba haciendo uso de su particular retrete, por lo que la primera impresión no fue demasiado gratificante que digamos, de hecho, me resultó hasta un poco desagradable, pero bueno…así es la India!
Eso sí, nada más coger un tuk tuk de camino hacia mi hotel, la espectacular silueta del Taj Mahal acentuada por los primeros rayos de luz, emergía imponente a través de la niebla que cubre al alba la ribera del río Yamuna.
El Taj Mahal, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, es un edificio de estilo mogol que fue mandado construir en el siglo XVII por el empezador Shah Jahan como tumba para su esposa favorita, Mumtaz Mahal, fallecida al dar a luz a uno de sus hijos.
El edificio principal, donde se encuentran las tumbas del emperador y su mujer, alcanza una altura aproximada de 65 metros y está prácticamente construido en mármol de color blanco, aunque gran parte de su fachada está ricamente decorada con incrustaciones de piedras preciosas y semipreciosas de distintos colores.
Además del edificio principal de mármol blanco, el complejo que forma parte del mausoleo está formado por otros tres bellos edificios en piedra arenisca de color rojo, dos a los lados y uno al frente. Todos los edificios del recinto están rodeados por jardines y fuentes que siguen patrones geométricos, manteniendo todo el conjunto una perfecta simetría, algo muy común en la arquitectura islámica.
Fuera de las murallas que precintan el mausoleo, merece la pena visitar el fuerte rojo, que también fue construido por Shah Jahan. En el interior de esta fortificación se construyeron los palacios en los que residía el emperador. Fue en el interior de esta ciudadela donde uno de los hijos de Shah Jahan encarceló a su padre de por vida, con el único aliciente de poder contemplar desde la ventana donde estaba recluido, el edificio donde su querida esposa estaba enterrada.
Tras ocho años de encarcelamiento, Shah Jahan falleció y fue enterrado junto a su esposa en el Taj Mahal, su cenotafio se situó al lado del de su esposa, que estaba ubicado en el centro de la sala principal, convirtiéndose así en el único elemento del recinto que rompe su perfecta simetría.
Post realizado por Rubén
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